10.1.- Tratamientos térmicos.
Los tratamientos térmicos son operaciones de calentamiento y enfriamiento bajo condiciones determinadas de temperatura, tiempo, velocidad, etc., a las que se somete a los materiales en estado sólido (metales, aleaciones y también materiales cerámicos) con el objeto de modificar sus propiedades.

Mediante los tratamientos térmicos, y dependiendo de la temperatura a la que se calientan y la velocidad a la que se enfrían, se consigue modificar los microconstituyentes de los sólidos, con el fin de mejorar sus propiedades mecánicas, especialmente la dureza, la resistencia, la tenacidad y la maquinabilidad.
Los tratamientos térmicos no varían la composición química del elemento tratado, la modificación de las propiedades se consigue con cambios en la estructura cristalina, micrográfica (grano) y constitución.
Los tratamientos térmicos se aplican sobre todo a materiales metálicos y aleaciones, especialmente fundiciones y aceros; el acero es el material tratable por excelencia, por la variedad y riqueza de transformaciones que experimentan sus constituyentes.
Todo tratamiento térmico consiste en tres fases:
- Calentamiento hasta una temperatura.
- Permanencia a la temperatura. El tiempo de permanencia dependerá del tamaño y de la geometría de la pieza.
- Enfriamiento hasta la temperatura ambiente. Existen diferentes maneras de enfríar las piezas, así, si se requiere un enfriamiento rápido, se introduce la pieza en agua o aceite, mientras que si se necesitan velocidades inferiores, se puede dejar la pieza al aire o en el interior del horno, después de apagado.
Los tratamientos térmicos aplicados a los aceros son el normalizado, el recocido, el temple y el revenido.